¿Cómo presentar una genealogía?

 

Mauricio Meléndez Obando

Hay diversas formas de presentar una genealogía; desde esquemas sencillos o árboles genealógicos clásicos, hasta elaborados e intrincados diagramas. Presentaremos el método de Sosa-Stradonitz, que permite escribir con detalle la información de cada persona, a la vez que se hace de una forma muy ordenada que igualmente se puede presentar gráficamente con un árbol genealógico de costados.

 

Amplio panorama

 

Cada persona cuenta con cuatro abuelos, ocho bisabuelos (segundos abuelos), dieciséis tatarabuelos (terceros abuelos) –véase Cuadro genealógico–, 32 cuartos abuelos, 64 quintos abuelos, 128 sextos abuelos, 256 sétimos abuelos, 512 octavos abuelos, 1.024 novenos abuelos y 2.048 décimos abuelos; el número de abuelos en cada generación subsiguiente se multiplica por dos.

Este tipo de cuadro genealógico permite una visión de conjunto, aunque, obviamente, no se puede incluir mucha información (por el espacio); sin embargo, sirve para ilustrar un árbol genealógico en que se siga el método Sosa-Stradonitz –que veremos en breve– o como guía de investigación cuando se está trabajando en la genealogía. Véase en el árbol genealógico de Edda Meléndez Obando cómo quedaría el diagrama con la información hasta los 16 tatarabuelos.

Con este amplio panorama, puede escogerse entre investigar un solo antepasado, todos, solo la línea directa paterna ascendente, una familia o todos sus descendientes. Una vez que ha elegido la opción que pretende rastrear, debe seguir un orden (aunque no extremadamente riguroso) que le impida dispersarse de su meta. Una genealogía es efectivamente como un árbol lleno de intrincadas ramas que se bifurcan constantemente.

Por supuesto, durante la investigación, el genealogista encontrará múltiples escollos (escritura antigua de caligrafía complicada —para superar este obstáculo, la paleografía es muy importante—, lagunas documentales, posibles errores en los documentos consultados, documentos contradictorios, hijos “naturales” cuya filiación resulta difícil averiguar, uso de varios apellidos o nombres por un mismo individuo, o personas con nombres y apellidos iguales o similares) pero si no se deja amilanar y persevera en su trabajo, eventualmente, más tarde o más temprano, logrará resolver muchas incógnitas.

Durante este viaje al pasado, cada persona, de una manera íntima tendrá un encuentro con sus antecesores, consigo mismo; encontrará la respuesta a muchas preguntas que lo ayudarán a conocerse a sí mismo y a su núcleo familiar. Parafraseando el adagio, es bueno saber de dónde venimos porque nos ayuda a saber hacia dónde vamos.

 

El sistema Sosa-Stradonitz

 

Uno de los sistemas más simples y prácticos para escribir un árbol genealógico ascendente total, también conocido como genealogía de costados (o árbol de costados), es el método Sosa-Stradonitz, así denominado por Durye. En este método, la numeración fue ideada por el genealogista español Jerónimo de Sosa en 1676 y divulgada ampliamente por el alemán Stephane Kikule von Stradonitz a partir de 1898.

Este sistema consiste en numerar cada uno de los antepasados y el límite lo establece el investigador mismo pues se puede prolongar hasta el infinito (teóricamente, porque en realidad se puede continuar hasta donde las fuentes lo permitan).

Así, a toda persona le corresponderá un número. Al individuo del que se realiza la genealogía llevará el número uno (1), que llamaremos Ego.

Partiendo del número 1, obtendremos, al aplicar la regla matemática, que el número del padre de este será igual a 1X2=2; y al sumarle 1 (2+1=3) da el número que le corresponde a la madre (3); estos conforman la segunda generación ascendente. Esta operación es válida para cualquier número y se deduce, entonces, que los números pares siempre antecederán a los varones y los impares a las mujeres. Por supuesto, si uno quisiera podría invertir este orden tradicional, producto de la genealogía patriarcal, y dar a las mujeres los números pares y a los varones los impares[1].

Ahora bien, idealmente, no debería ser solo una lista (a la que podríamos llamar esqueleto genealógico básico), habría que anotar los datos biográficos y familiares que permitan conocer al individuo, su familia y su entorno, estos pueden presentarse después de los nombres de cada pareja de antepasados. Se deben añadir las fuentes de información de las que se toman los datos. En esta genealogía, la información disponible para los distintos antepasados puede ser diferente en cuanto a volumen y calidad, incluso para algunas personas no resulta sencillo encontrar información.

Por supuesto, se podría añadir información referente al periodo histórico que le correspondió vivir a la persona y cómo tales hechos influyeron o pudieron haber influido en su vida.

En todo caso, la existencia de genealogías exhaustivas es excepcional porque precisamente se requeriría de la consulta sistemática de todas las fuentes existentes. Como dice Palacios Botero (2002: 13), estamos ante una genealogía en construcción: su estructura está completamente definida y diseñada, pero su contenido debe complementarse, enriquecerse, ilustrarse a medida que los estudios de los antepasados se completen y profundicen.

Los cuatro abuelos del número 1 (Ego) conforman la tercera generación ascendente, y para conocer los números que se les deben asignar se efectúa la operación ya citada; se multiplica la cifra del padre por dos (2X2=4) y se obtiene así el número que le corresponde al abuelo paterno (4) y si se le suma a este 1 (4+1=5) da como resultado el número de la abuela paterna (5); por otra parte, si se multiplica el número de la madre de 1 (es decir, 3) por 2 (3X2=6), se obtiene el número que corresponde al abuelo materno (6) y al sumarle la unidad (6+1=7), logramos el número de la abuela materna (7).

Por supuesto, el sistema permite avanzar o retroceder en la genealogía fácilmente: Si se quiere saber, en cambio, de quién es padre una persona, el número se divide entre 2 (por ejemplo, tenemos el número 8; entonces, 8÷2=4; es decir, el hombre al que corresponde el número 8 es padre del varón al que corresponde el número 4); pero si se trata de una mujer, primero le restamos 1 y luego lo dividimos entre 2; así sabremos de quién es madre (por ejemplo, 13; entonces, 13­-1=12÷2=6; es decir, la mujer a quien corresponde el número 13 es madre del hombre al que corresponde el número 6).

Este tipo de genealogía quedaría ordenada de la siguiente manera:

1. Ego

Hijo de:

2. Padre de Ego

3. Madre de Ego

Nieto de:

4. Abuelo paterno de Ego

5. Abuela paterna de Ego

6. Abuelo materno de Ego

7. Abuela materna de Ego

Bisnieto de (o Segundo nieto de):

8. Bisabuelo paterno-paterno de Ego

9. Bisabuela paterno-paterna de Ego

10. Bisabuelo paterno-materno de Ego

11. Bisabuela paterno-materna de Ego

12. Bisabuelo materno-paterno de Ego

13. Bisabuela materno-paterna de Ego

14. Bisabuelo materno-materno de Ego

15. Bisabuela materno-materna de Ego

 

Luego de los bisabuelos –cuarta generación ascendente–, se continuaría con los 16 tatarabuelos (o terceros abuelos), que conforman la quinta generación ascendente; después con los 32 cuartos abuelos (sexta generación ascendente); luego con los 64 quintos abuelos (sétima generación ascendente) y después con los 128 sextos abuelos (octava generación ascendente), y así sucesivamente; en todos los casos, para numerarlos, se sigue la misma regla matemática.

Asimismo, se indicará la generación que se va a describir, como se muestra anteriormente, así entre los bisabuelos y tatarabuelos, se escribirá “Tataranieto de:” o “Tercer nieto de:”; entre los tatarabuelos y los cuartos abuelos, “Cuarto nieto de:”, y así subsecuentemente.

Si se desconoce el nombre de algún antepasado, el número que se le debía asignar no se usará para otro “abuelo”, simplemente no se escribe (o se consigna el número pero con el término “desconocido” o “desconocida” o “sin más datos por el momento”), como tampoco las cifras que hubieran correspondido a los antecesores de esa persona cuyo nombre desconocemos.

Para ver un ejemplo de aplicación de este método, véase la genealogía de doña Laura Chinchilla Miranda, presidenta de la República para el periodo 2010-2014, investigación realizada por Mauricio Meléndez Obando y Ramón Villegas Palma (baje aquí el PDF de una versión ampliada), que se publicó en el sitio web la Asociación de Genealogía e Historia de Costa Rica (en la siguiente dirección web, dé clic al boletín N°1, del Año 4 (mayo 2010-abril 2011). Véase boletín Asogehi.

 

 



[1] Es decir, la madre de la novia sería el 2 y el padre el 3; el 4 correspondería a la abuela materna; el 5, al abuelo materno; el 6, a la abuela paterna y el 7, al abuelo paterno; y luego se aplicarían las fórmulas para seguir construyendo el árbol. En todo caso, hay diversos métodos de presentar genealogía y lo más importante es explicar cuál es el que se escogió y aplicó.